Un mes después de la toma de El Fasher, miles de personas desplazadas sobreviven en condiciones críticas en Tawila

Pacientes que hemos atendido en Tawila relatan asesinatos masivos, torturas y secuestros para pedir rescate tanto en El Fasher como a lo largo de las rutas de huida.

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IO y sus dos hijos huyeron de El Fasher el viernes antes de que las Fuerzas de Seguridad Revolucionarias (RSF) tomaran el control.
Personas desplazadas de El Fasher describen atrocidades durante su viaje y se encuentran con condiciones precarias en Tawila. © Natalia Romero Peñuela/MSF

Un mes después de que las Fuerzas de Apoyo (FAR) tomaran el control de El Fasher el 26 de octubre (la última ciudad de Darfur en manos de las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) y de las Fuerzas Conjuntas) la situación en la región de Darfur Norte sigue siendo crítica.

 

IA recibió un disparo en la pierna durante el tiroteo en El Fasher. Su hermano le hizo un torniquete con cartón y lo llevó en una carreta tirada por un burro hasta Tawila. Cuando llegó al hospital, los médicos tuvieron que amputarle parte de la pierna. Ahora espera recuperarse y encontrar un lugar seguro donde sus hijos puedan continuar su educación.
IA recibió un disparo en la pierna durante el tiroteo en El Fasher. Su hermano le hizo un torniquete con cartón y lo llevó en una carreta tirada por un burro hasta Tawila. Cuando llegó al hospital, los médicos tuvieron que amputarle parte de la pierna. Ahora espera recuperarse y encontrar un lugar seguro donde sus hijos puedan continuar su educación. © Natalia Romero Peñuela/MSF[/caption]

 

Pacientes que hemos atendido en Tawila relatan asesinatos masivos, torturas y secuestros para pedir rescate tanto en El Fasher como a lo largo de las rutas de huida. Sus testimonios confirman los temores sobre las personas desaparecidas y describen un escenario de violencia extrema. Seguimos ampliando nuestra capacidad en Tawila para brindar atención médica -incluyendo cirugía de guerra- en un hospital con actualmente 220 camas, y está distribuyendo agua en los campos de personas desplazadas.

Según los registros del Norwegian Refugee Council (NRC), unas 10,000 personas que escaparon de atrocidades masivas en El Fasher han llegado a Tawila (a 60 kilómetros) y viven en condiciones críticas en campos sobrepoblados. Esta cifra sigue siendo baja en comparación con las aproximadamente 260,000 personas que, según la ONU, permanecían en El Fasher a finales de agosto.

“Empezamos a recibir una afluencia de personas desde El Fasher una semana antes de la caída de la ciudad. Al principio llegaban sobre todo mujeres,niñas y niños que estaban exhaustos, con desnutrición, deshidratados y que eran traídos en camiones. Tras la caída de El Fasher, también empezamos a recibir hombres, la mayoría con traumatismos, heridas de bala y heridas infectadas, que venían a pie”, describe la doctora Mouna Hanebali, responsable del equipo médico en el hospital de Tawila. “Ahora la llegada por esa ruta ha disminuido; algunas personas desplazadas llegan desde Korma, pero son pocos”.

 

MSF estableció un puesto de atención médica en Tawila Umda para estabilizar a las personas recién llegadas y derivar en ambulancia al Hospital de Tawila los casos más graves, como los heridos o los que requieren cirugía.
MSF estableció un puesto de atención médica en Tawila Umda para estabilizar a las personas recién llegadas y derivar en ambulancia al Hospital de Tawila los casos más graves, como los heridos o los que requieren cirugía. © Natalia Romero Peñuela/MSF[/caption]

 

Aunque la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estimó que más de 100,000 personas se habían desplazado desde El Fasher entre el 26 de octubre y el 17 de noviembre, la mayoría, según sus informes, seguía en la localidad, en particular en aldeas rurales al oeste y al norte. Las observaciones de nuestros equipos, los testimonios de sobrevivientes y fuentes como los análisis satelitales realizados por el Humanitarian Research Lab (HRL) de la Escuela de Salud Pública de Yale dibujan, sin embargo, un escenario catastrófico: gran parte de la población civil que aún estaba en El Fasher antes del 26 de octubre habría sido asesinada, habría muerto o estaría detenida o atrapada sin acceso a ayuda vital ni posibilidad de desplazarse a un lugar seguro. Ni Médicos Sin Fronteras (MSF) ni ninguna otra organización humanitaria internacional hemos logrado acceder a El Fasher.

Nuestros equipos continúan buscando sobrevivientes que necesiten atención médica en distintas localidades. En Darfur Norte, han visitado Um Jalbak, Shangil Tobay, Dar el Salam y Korma: no se observaron llegadas masivas, solo unos pocos cientos de personas que habían salido de El Fasher en las tres semanas previas. Varias personas en estado crítico fueron derivadas al hospital de Tawila. MSF también realiza actividades médicas en Umbaru, Mazbet, Karnoy y Tina —localidades en la ruta de éxodo hacia Chad—, donde tampoco se registra un gran flujo. La misma situación se aprecia en Belliseraf (Darfur Sur) y en Golo y Fanga (Darfur Central), donde los equipos evalúan necesidades y se preparan para distribuir kits a quienes lleguen.

 

Condiciones críticas en los campos de Tawila

Los recién llegados a Tawila se encuentran con campos cuyos servicios ya estaban saturados. En los últimos dos años más de 650,000 personas desplazadas internos procedentes de El Fasher han llegado a la zona, incluyendo casi 380,000 desde abril de 2025, cuando las FAR atacaron el campo de Zamzam.

 

IO y sus dos hijos huyeron de El Fasher el viernes antes de que las Fuerzas de Seguridad Revolucionarias (RSF) tomaran el control.
Personas desplazadas de El Fasher describen atrocidades durante su viaje y se encuentran con condiciones precarias en Tawila. © Natalia Romero Peñuela/MSF[/caption]

 

“Las condiciones de vida en los campos de Tawila son extremadamente precarias”, señala Myriam Laaroussi, nuestra coordinadora de emergencias en Darfur. “Personas devastadas llegan a un lugar con recursos insuficientes: duermen en refugios improvisados de madera y lonas, y la asistencia alimentaria solo proporciona una ración diaria solo para quienes son priorizados”. Durante una evaluación en los campos de Daba Naira y Tawila Umda, constatamos un promedio de apenas 1,5 litros de agua por persona y día, muy por debajo del estándar humanitario mínimo de 15 litros.

Según la Asociación de Médicos Sudaneses Estadounidenses (SAPA), alrededor del 74% de las personas desplazadas en Tawila viven en asentamientos informales sin infraestructura adecuada, y menos del 10% de los hogares tiene acceso fiable a agua o letrinas. La defecación al aire libre es común en Daba Naira, lo que aumenta el riesgo de enfermedades como el cólera. Con la llegada de la estación fría, muchas familias carecen de ropa de abrigo y mantas.

 

Testimonios de sobrevivientes

Los relatos de nuestros pacientes son devastadores. Describen haber huido en medio de bombardeos y tiroteos, caminar entre tres y cinco días, ocultarse de día y moverse de noche para evitar detenciones y ataques. Relatan violencia extrema, incluyendo asesinatos masivos y atrocidades de carácter étnico. Durante la huida vieron numerosos cadáveres, sufrieron torturas, secuestros con petición de rescate, violencia sexual, humillaciones y les robaron absolutamente todo. También relatan detenciones masivas en las que hombres jóvenes eran separados de mujeres y niños en lugares como Garni, al noroeste de El Fasher.

Según estos pacientes, muchos civiles permanecen detenidos en Garni y otras localidades alrededor de El Fasher, retenidos para pedir rescate o impedidos por las FAR y sus aliados de alcanzar lugares más seguros como Tawila. “Quienes sobrevivieron a la violencia extrema continúan en grave peligro dentro y alrededor de El Fasher. El acceso humanitario está bloqueado; las personas que siguen con vida están atrapadas, y la información directa sobre su situación es muy limitada”, advierte Myriam Laaroussi.

Instamos a las FAR y a sus aliados a abrir de forma inmediata pasos seguros y libres para todas las personas enfermas, heridas y civiles que intentan llegar a lugares seguros, y a facilitar el acceso humanitario a Garni, El Fasher y otras zonas donde puedan encontrarse personas sobrevivientes. Asimismo, MSF hace un llamado a los donantes y actores humanitarios para que aumenten con urgencia la respuesta para cubrir las crecientes necesidades en salud, protección, alimentación, agua y saneamiento en Tawila.

 

En los campamentos de Daba Naira y Tawila Unda, adonde llegan la mayoría de los desplazados de El Fasher, la distribución de agua potable es insuficiente: alrededor de 1,5 litros por persona al día, según una evaluación de MSF, lejos del mínimo humanitario de 15 litros.
En los campos de Daba Naira y Tawila Unda, la distribución de agua potable es insuficiente: alrededor de 1,5 litros por persona al día, según una evaluación de MSF, lejos del mínimo humanitario de 15 litros. © Natalia Romero Peñuela/MSF[/caption]

 

Nuestra respuesta en Sudán

Médicos Sin Fronteras hemos aumentado nuestra capacidad en Tawila para responder a las crecientes necesidades de la población. Nuestros equipos han instalado un puesto de salud en la entrada de Tawila Umda, uno de los principales puntos de llegada, para curaciones, consultas ambulatorias, estabilización de casos críticos y derivaciones en ambulancia al hospital.

En el hospital de Tawila se ha habilitado un área de urgencias para las llegadas desde El Fasher desde mediados de agosto y la capacidad de camas para pacientes con traumatismos se amplió de 24 a más de 100. Las cirugías han aumentado: actualmente se realizan alrededor de 20 casos por día frente a 7 el mes pasado. Los equipos también tratan a personas con desnutrición severa, evidencia del asedio sufrido en El Fasher. Recientemente, hemos comenzado además a distribuir agua e instalar letrinas en el campo de Daba Naira.

Además, también hemos identificado una necesidad urgente de atención en salud mental, que será una prioridad para los equipos en las próximas semanas.

Nuestros equipos también están iniciando una intervención para restaurar y ampliar el acceso a la atención sanitaria en Tine y Kornoi, en Darfur Norte, cerca de la frontera con Chad, así como en Chad.

#SudánNoPuedeEsperar

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