Construyendo para mejorar la salud de nuestros pacientes 

La respuesta de MSF en Malakal se centra en un centro de tratamiento del cólera (CTC) con capacidad para 100 camas, ubicado en el centro de salud pública de Assosa, a unos ocho kilómetros de la ciudad.
La respuesta de MSF en Malakal se centra en un centro de tratamiento del cólera (CTC) con capacidad para 100 camas. Sudán del Sur; 2024. © Paula Casado Aguirregabiria

Edgar Hernández es un arquitecto mexicano que comenzó a trabajar en Médicos Sin Fronteras (MSF) como gestor de construcción, labor que le ha permitido ir a países como Sudán del Sur para garantizar que nuestros equipos médicos tengan los espacios necesarios para realizar sus tareas vitales. En este blog, te cuenta del impacto que ha tenido este trabajo para él. 

 

Infraestructura solar. Instalación de paneles solares. Malakal, Sudán de Sur, 2024
Infraestructura solar. Instalación de paneles solares. Malakal, Sudán de Sur, 2024 © Edgar Hernández/MSF

 

Trabajar desde la arquitectura para Médicos Sin Fronteras (MSF) ha sido una de las experiencias más especiales de mi vida, no solo por gratificante, sino también por enriquecedora profesional y personalmente. 

Cuando empecé a estudiar arquitectura, mi imagen del éxito profesional consistía en convertirme en diseñador de casas dignas de aparecer en revistas especializadas, de museos y centros comerciales icónicos en la ciudad, o de corporativos para marcas reconocidas. Si todo salía bien, pensaba, eso sucedería trabajando en un despacho importante, con un equipo cosmopolita, en alguna ciudad del mundo.  

Afortunadamente, la manera en la que entiendo y desarrollo mi profesión ha ido expandiéndose y evolucionando a lo largo de los años conforme amplío mis experiencias de vida y me hago más consciente de lo que me rodea: entornos, personas, eventos, condiciones; y las complejas interacciones entre todas ellas.   

Hoy sé que existe una injerencia real del entorno construido en facilitar o dificultar la configuración de sociedades más justas, en las que las necesidades de sus miembros sean cubiertas y donde sus aspiraciones tengan escucha e impulso. Mi interés por esta relación me condujo a MSF y me llevó a Malakal, Sudán del Sur. 

Desde la declaratoria de independencia en 2011, grupos internos en Sudán del Sur han estado en constante conflicto para hacerse del poder en el país. El nivel de violencia ha derivado en una seria destrucción material e inmaterial y en severas dificultades para establecer y consolidar servicios fundamentales como la salud y la educación desde el Estado. 

 

 

 

Para el caso del proyecto en Malakal, MSF atiende en diversos puntos de la localidad y sus alrededores: el Malakal City Hospital es la unidad en la que se atiende a pacientes pediátricos y de maternidad, en la zona de Protección de los Ciudadanos (PoC) dirige un hospital para adultos, en el campo de tránsito de Bulukat estableció un proyecto emergencia, y en otras comunidades del estado del Alto Nilo lleva a cabo actividades de alcance comunitario. 

Con entusiasmo e incertidumbre en la misma medida, en enero de 2024 me uní a este proyecto como gestor de construcción. Mis objetivos eran la remodelación de la unidad pediátrica y la construcción de la lavandería del Malakal City Hospital. Sin embargo, tal como sucede con las labores médicas, las necesidades en el terreno no solo son permanentes sino cambiantes. 

En mi caso, se concretaron planes para el proyecto mientras me encontraba allí y se presentaron complicaciones técnicas en actividades constructivas que estaban en marcha desde antes de mi llegada. Por ello, a mis objetivos iniciales se incorporaron la ampliación de la farmacia, la habilitación de una oficina especial para el proyecto de emergencia y la construcción de la infraestructura para proveer al complejo de energía solar.   

 

Si bien el trabajo podía llegar a ser muy intenso, las principales dificultades fueron los retos técnicos, como la red de comunicación inestable o la dificultad para adquirir y transportar materiales de construcción. Afortunadamente, esto se veía contrarrestado por el esfuerzo de la mayoría del personal local, tanto el de MSF como el de los constructores externos, quienes encuentran la manera de sacar el trabajo adelante a pesar de haber tenido que aprender y desarrollar su oficio en un entorno sumamente hostil y limitado. 

Lo más valioso de esta experiencia ha sido contribuir a que la gente en Malakal siga teniendo acceso a la salud en un territorio tan complicado como este. Como arquitecto, me llevo un conocimiento que me otorga mayor confianza para participar responsablemente en actividades, proyectos y contextos retadores. Como persona, el intercambio con colegas, compañeros, contratistas o desconocidos me ayudó a ver, comprender, respetar y valorizar cosas que quizás no hubiera conseguido de otra manera.  

Siento que esta experiencia ha redefinido mi vida de muchas maneras y, por ello, estoy muy agradecido.  

 

Construcción del Centro de Tratamiento para el cólera (CTC) en Malakal, Sudán del Sur.
Construcción del Centro de Tratamiento para el cólera (CTC) en Malakal, Sudán del Sur. © Edgar Hernández/MSF
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