“No escoges el lugar donde te toca nacer”: pediatra mexicano cuenta su experiencia en Bangladesh

Las huellas de los bebés que han sido dados de alta después de recibir tratamiento en el hospital materno infantil Goyalmara de MSF en Cox's Bazar, en el sureste de Bangladesh. Julio de 2020.
Las huellas de los bebés que han sido dados de alta después de recibir tratamiento en el hospital materno infantil Goyalmara de MSF en Cox's Bazar, en el sureste de Bangladesh. Julio de 2020. © Hasnat Sohan/MSF

Levi Román, pediatra mexicano que trabaja en Médicos Sin Fronteras (MSF), escribe esta entrada de blog para contarte sobre la población Rohingya. Él trabajó para atender a esta población durante su  estancia en el proyecto de MSF en Bangladesh. Ahí, conoció personas que lo marcaron de por vida. 

 


 

La población Rohingya es, según la definición de las Naciones Unidas, la minoría étnica más perseguida del mundo. Originario del estado de Rakhine en Myanmar, este es el grupo étnico apátrida más grande del mundo. Es decir, no tienen derecho a ciudadanía, y viven bajo el asedio de violencia, persecución y discriminación.

Como consecuencia de estos abusos, en 2017, más de 700 mil integrantes de esta etnia emprendieron un éxodo masivo. Huyeron de una campaña selectiva y violenta del Ejército de Myanmar. Llegaron al sureste de Bangladesh, particularmente a la ciudad de Cox Bazar, y muchos se asentaron en lo que ahora es el campo de personas refugiadas más grande del mundo, donde viven más de un millón de habitantes.   

La vida, salud y muerte ocurren de formas muy diferentes para personas que cuentan con un acceso muy limitado a los servicios básicos de vivienda, salud y esparcimiento.  

 

Levi Román, pediatra mexicano y suscolegas en la clínica materno infantil en Cox's Bazar, Bangladesh.
Levi Román, pediatra mexicano y suscolegas en la clínica materno infantil en Cox’s Bazar, Bangladesh. © Levi Román

  

Atención pediátrica para recién nacidos en Cox’s Bazar 

Ser pediatra me ha dado la oportunidad de atender las diferentes etapas de la infancia.  

Las diferentes formas en las que las enfermedades se presentan en la infancia hacen que la atención pediátrica sea muy desafiante y al mismo tiempo produzca una gran recompensa. El ver como los niños y niñas son dados de alta después de largas y complicadas estancias hospitalarias es muy gratificante. Sin embargo, la infancia es una etapa sumamente preciada y los recién nacidos son un grupo poblacional muy afectado en Bangladesh.  

En el hospital de Goyalmara, dentro del campo de Cox’s Bazar, quienes integramos el equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) atendemos a mujeres embarazadas que han tenido un control médico muy limitado. Esto propicia un incremento en los nacimientos de alto riesgo, principalmente de bebés prematuros.    

Un recién nacido se considera sano cuando ha cumplido los 9 meses de gestación (40 semanas) y, por definición, un bebé que nace antes de las 37 semanas se considera prematuro. Cuando un bebé no completa las semanas necesarias y nace antes de tiempo, su caso se convierte en un desafío médico.  

 

La sala de cuidados neonatales del hospital maternoinfantil Goyalmara de MSF en Cox’s Bazar, al sureste de Bangladesh.
La sala de cuidados neonatales del hospital maternoinfantil Goyalmara de MSF en Cox’s Bazar, al sureste de Bangladesh. Julio de 2020. © Hasnat Sohan/MSF

 

Las instalaciones médicas cuentan con los servicios, pero no son suficientes para atender a los recién nacidos. Necesitan de incubadoras porque no son capaces de controlar su temperatura corporal, de antibióticos porque su sistema inmunológico es inmaduro, fórmulas lácteas específicas (cuando la mamá no puede dar leche materna) y en ocasiones hay que proveer alimentación por vía intravenosa.  

Recuerdo el caso de unos gemelos que nacieron de 30 semanas de gestación y pesaban alrededor de 950 gramos. Para referencia un bebé sano pesa entre 2500 – 3000 gramos. Estos bebés nacieron tan pequeños que su estado de salud era sumamente frágil. Hicimos lo mejor que pudimos con los insumos que contábamos en el momento, sin embargo, sus necesidades fueron tan específicas que nos quedamos cortos.  

¿Cómo le explicas a una mamá que sus dos hijos van a fallecer en cuestión de días u horas? 

 

Levi Román, pediatra mexicano y suscolegas en la clínica materno infantil en Cox's Bazar, Bangladesh.
Levi Román, pediatra mexicano y suscolegas en la clínica materno infantil en Cox’s Bazar, Bangladesh. © Levi Román

 

La humanización de la muerte mediante los cuidados paliativos 

Los servicios de salud mental y el personal médico del hospital han hecho esfuerzos enormes para iniciar con el reconocimiento de los cuidados paliativos para nuestros pacientes. Y ha sido un desafío aún más grande el de implementar y mantener un servicio de “Cuidados Paliativos Neonatales”.   

El proceso de aceptación del fin de la vida incorpora muchas etapas de intervención psicológica y médica. En este sentido, involucra asegurar el entendimiento de los familiares y el de proveer los cuidados necesarios y condiciones para el máximo confort del paciente.  

La humanización de la muerte hace más llevadero el proceso de duelo.  

Es muy difícil hablarle a una madre sobre la condición grave de sus hijos. Sin embargo, con el equipo adecuado y las intervenciones necesarias, día con día nos permitimos brindar lo mejor que tenemos, incluso al final de la vida. 

 

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No podemos elegir dónde nacemos, pero sí dónde ayudamos  

La población Rohingya enfrenta enormes desafíos, pero la ayuda humanitaria ha permitido hacer mejoras importantes en el sistema de salud y la atención médica. Aunque no podemos elegir dónde nacemos, sí podemos decidir a quién ayudamos. El cuidado de la infancia no es únicamente responsabilidad de los pediatras o los equipos de salud, es una labor que nos involucra a todos: proteger y apoyar a quienes se encuentran en una situación vulnerable es parte de nuestro deber como seres humanos, ofreciéndoles la oportunidad de crecer con dignidad, incluso en los contextos más difíciles”. 

 

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