Los realidad sobre la crisis humanitaria en México y Centroamérica

Como organización médico humanitaria que atiende a personas en Honduras, El Salvador y en la ruta migratoria a través de México, podemos estar absolutamente seguros de esto: un muro no contribuirá en nada para abordar la crisis humanitaria en Centroamérica, que empuja a grandes números de personas a huir hacia el norte en busca de seguridad y protección.

La Administración de los EE.UU. está sonando la alarma sobre una crisis humanitaria en la frontera con México para justificar la construcción de un muro fronterizo.
 
Como organización médico humanitaria que atiende a personas en Honduras, El Salvador y en la ruta migratoria a través de México, podemos estar absolutamente seguros de esto: un muro no contribuirá en nada para abordar la crisis humanitaria en Centroamérica, que empuja a grandes números de personas a huir hacia el norte en busca de seguridad y protección.
 
Una crisis humanitaria exige una respuesta humanitaria.
 
En un giro sorprendente, el Presidente, el Vicepresidente y el Secretario de Seguridad Nacional de los EE.UU. han aprovechado recientemente los datos de un informe de Médicos Sin Fronteras publicado en 2017, que revela la violencia extrema que sufren nuestros pacientes en sus países de origen y a lo largo de la ruta migratoria, con el fin de defender el argumento para la aplicación de un reforzamiento de la frontera. Los funcionarios de la administración norteamericana básicamente están utilizando nuestra información de forma selectiva para justificar las políticas que atraparían a personas vulnerables en lugares en donde sus vidas corren peligro, y están ignorando nuestras recomendaciones sobre cómo abordar las necesidades médicas reales de los migrantes y solicitantes de asilo.
 
Por ejemplo, el 19 de enero, el presidente Donald Trump destacó esta estadística alarmante durante su discurso ante la nación para presentar la necesidad de un muro fronterizo: "Una de cada tres mujeres es agredida sexualmente en el peligroso viaje hacia el norte".
 
En un artículo de opinión publicado eme el diario USA Today el 16 de enero, el vicepresidente Mike Pence escribió: "Según Médicos Sin Fronteras, el 70 por ciento de los inmigrantes ilegales informan ser víctimas de violencia durante el viaje a manos de traficantes de personas, traficantes de drogas y peligrosas bandas. Aproximadamente un tercio de las mujeres son agredidas sexualmente en su camino hacia Estados Unidos".
 
Incluso antes, el 7 de enero, la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, destacó el peligro de la violencia sexual durante una sesión informativa para los medios de comunicación: “Tenemos un 30 por ciento de mujeres violadas en este viaje, y esa no es nuestra estadística; es de Médicos Sin Fronteras".
 
Al resaltar los peligros que enfrentan los migrantes, la Administración está tratando de argumentar que un muro fronterizo reduciría la amenaza y fortalecería la seguridad nacional de los Estados Unidos. Ahora están distorsionando y malinterpretando los datos de nuestro informe para impulsar políticas que van en contra de todo lo que creemos.
 
De hecho, nuestro informe de 2017 sobre las amenazas que enfrentan los centroamericanos a lo largo de la ruta migratoria, reveló las importantes necesidades médicas y humanitarias no satisfechas que tienen las personas, y los peligros que enfrentan mientras se encuentran en México. Los datos se extraen de encuestas y registros de pacientes de 2015 a 2016. Esta no fue una encuesta representativa de las miles de personas que viajan hacia el norte cada año, y la información solo se aplica a los proyectos médicos de MSF en México, que en ese momento no estaban cerca del frontera con Estados Unidos. (A partir de 2019, brindamos atención en varios lugares a lo largo de la frontera norte, incluidos Tijuana, Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros).
 
Nuestro informe encontró que un asombroso 68 por ciento de los pacientes atendidos en los sitios donde trabajaba MSF en aquel entonces, informaron sobre un incidente de violencia después de cruzar la frontera para ingresar a México. Un tercio de las mujeres encuestadas y el 17 por ciento de los hombres reportaron "abuso sexual" mientras estaban en tránsito. (Para ser más claros, para la categoría más restringida de violación y otras formas de violencia sexual, el 10.7 por ciento de las mujeres y el 4.4 por ciento de los hombres encuestados se vieron afectados durante su tránsito a través de México). Los pacientes informaron que los autores de la violencia incluían miembros de pandillas y otras organizaciones criminales, así como miembros de las fuerzas de seguridad mexicanas responsables de su protección.
 
Al citar nuestras cifras, los funcionarios de la Administración generalmente no mencionan que casi el 40 por ciento de los pacientes encuestados dijeron que huyeron de sus países debido a la violencia, y que cerca del 44 por ciento de ellos habían experimentado el asesinato de un familiar en los dos años anteriores. Muchos de nuestros pacientes a lo largo de las rutas de migración a través de México son refugiados con un temor razonable de muerte o violencia sí son enviados de regreso a sus países. Ningún muro, ni siquiera la amenaza de violencia en el viaje hacia el norte, impedirá que las personas huyan si sus vidas corren peligro en sus lugares de origen.
 
Durante años, MSF ha hablado sobre los peligros que enfrentan los centroamericanos a lo largo de la ruta migratoria en México y en sus países de origen. Desde 2012, hemos brindado atención a decenas de miles de pacientes en nuestros programas para migrantes en México. Tratamos sus lesiones y enfermedades y ofrecemos apoyo psicológico en medio de este difícil viaje.

 
La Administración de los Estados Unidos ahora está utilizando selectivamente los datos de nuestros informes para asustar a los estadounidenses sobre la violencia en la frontera y presentar un caso "humanitario" para sustentar la construcción de un muro. Lo que la Casa Blanca no reconoce es que el caos y el sufrimiento en la frontera sur de Estados Unidos son el resultado directo de las políticas de los EE.UU. diseñadas para mantener lejos y a toda costa a los migrantes y solicitantes de asilo. Estados Unidos no solo no está abordando la crisis humanitaria en América Central, sino que está alimentando una crisis más amplia en México.
 
En nombre de las personas que hemos atendido a lo largo de la ruta migratoria y que ahora están siendo afectadas por nuevas leyes y políticas que criminalizan a las personas que buscan seguridad y limitan severamente el proceso de asilo, tenemos la responsabilidad de hablar. Hemos pedido que se ponga fin a las llamadas políticas de tolerancia cero contra los migrantes. Nos hemos opuesto a la decisión del gobierno de los Estados Unidos de no reconocer la violencia de pandillas y la violencia doméstica como motivos legítimos para solicitar asilo. Hemos advertido sobre el peligro de obligar a los solicitantes de asilo a esperar en México mientras sus solicitudes de asilo se procesan en los Estados Unidos.
 
La construcción de muros y el bloqueo de las rutas seguras para el asilo no hacen nada para mejorar la seguridad de las personas cuyas vidas corren mayor riesgo.
 
Las detenciones en la frontera sur se encuentran en los niveles más bajos que se han visto en décadas. Sin embargo, una mayor proporción de los recién llegados huyen de la violencia y solicitan asilo, un acto totalmente legal en virtud del derecho estadounidense e internacional. Los problemas que vemos en la frontera de los EE.UU. debido a la afluencia de niños y familias se pueden resolver con un enfoque diferente, que trate a todas las personas con dignidad y humanidad, y que garantice la protección de los solicitantes de asilo. Hacemos un llamado a los Estados Unidos y a México para que protejan a las personas vulnerables, para defender el derecho legal de buscar asilo y para garantizar que las personas no sean devueltas a países donde corren riesgo de violencia o muerte.
 
Es ilógico invocar una crisis humanitaria pero no ofrecer ninguna solución humanitaria. Los muros y las políticas restrictivas aumentan los riesgos para una población ya vulnerable, y solo empeorarán la crisis regional.
 

Trabajamos directamente con migrantes centroamericanos y también trabajamos con personas que cruzan las fronteras en todo el mundo. Hemos sido testigos de la recepción de refugiados en una gran variedad de contextos durante décadas. Sabemos que nada, ni una pared ni un océano, detendrá a las personas que simplemente intentan sobrevivir.
 
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